top of page
Buscar
  • Foto del escritorYolquin Estévez Torres

Decir no

Actualizado: 17 jun 2018


¿Cuántas cosas has hecho que realmente no quisiste hacer, quizás por solo complacer a alguien? ¿Cuántas veces has dicho que sí cuando quisiste decir que no? A pesar de que tenemos muy claro en nuestro sentir si queremos o no queremos hacer algo, muchas veces no somos capaces de sostener ese no ante algunas personas.


Si es primordial decir no, ¿Por qué es tan difícil?

“Cuando los seres humanos se relacionan entre sí, se encuentran con un gran número de situaciones de exigencia social. Estas demandas pueden provenir de un amigo, un familiar, un superior o un desconocido, y adoptar la forma de ruego, mandato o favor. Aunque la respuesta natural a este tipo de requerimiento debería estar guiada por lo que uno considera más adecuado, en muchas ocasiones las personas suelen estar tan “presionadas” o “influenciadas” por los demás que terminan actuando en contra de sus propios principios, creencias o conveniencias.” (Walter Riso, Cuestión de Dignidad, 2002, p.1).


De lo citado arriba podemos deducir, que frecuentemente las personas a las que no sabemos decir no, son personas cercanas a nosotros, a las que pudiéramos tener temor o de las que hayamos sido influenciados. En cualquiera de los casos cuando decimos sí a algo que no queremos, estamos poniendo por encima la cortesía sobre nuestro sentir y el ser genuinos. Lo que sucede, más adelante, es que todos esos síes extras nos cuestan, y en el peor de los casos dan al traste con nuestros principios, afectando por ende nuestra dignidad.


Con un millón de cosas por hacer estoy,

me llamaste con una más,

te dije que sí,

y aquí más loco estoy.


¿Por qué es tan difícil un no dar?

Timidez, miedo a ser rechazado o defraudar,

falta de seguridad en uno mismo,

o hasta querer agradar.


Prisa y locura colectiva del diario quehacer,

nos someten a una inconciencia ordinaria

que la asertividad de nuestro verdadero yo,

no nos dejan ver.


Identidad de mi separado yo,

tú que crees tener siempre la razón,

con tu condicionamiento social, miedo o rechazo grupal

te refugias en la cortesía de un sí,

queriendo acaparar la atención.


Identidad de mi esencia,

donde se despliega la alegría de ser,

que el yo justo, el yo humano, el yo que ama, el yo digno,

a través de ti,

la luz de mi no genuino deje ver.


En las situaciones de nuestro diario vivir tenemos la oportunidad de practicar la capacidad de ejercer y defender nuestros derechos personales, poniendo límites, sin violar los ajenos. No digamos que sí cuando realmente queremos decir no, expresar un desacuerdo o dar una opinión contraria. Simplemente seamos asertivos. Ese no, que en ocasiones damos, rara vez es tan malo como creemos.

Antes de dar el sí o no, te dejo algunos consejos: ¿Es esto urgente o puede esperar?, ¿alguien más puede hacerlo?, ¿es realmente importante?, ¿luego de una semana, un mes, un año qué habrá pasado si en lugar de dar un sí, doy un no? La defensa de la identidad personal, de la mano con nuestra conciencia plena, o sea con ese “darme cuenta”, nuestro interior nos lo dice, es un proceso saludable que fortalece nuestro carácter y bienestar, cada vez que decimos ese no legítimo, en lugar de ese sí complaciente.


Un saludo de paz y bien,

Yolquin

80 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page