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  • Foto del escritorYolquin Estévez Torres

¿Y dónde está Dios?

Actualizado: 21 nov 2019

“Los fariseos le preguntaron cuándo iba a llegar el reino de Dios y él les respondió:

—La llegada del reino de Dios no está sujeta a cálculos; ni dirán: míralo aquí, míralo allí. Pues está entre ustedes”. (La biblia de nuestro pueblo, Lc 17: 20-21)

Se evidencia cómo los fariseos hacen resistencia a que Jesús esté iniciando el reinado de Dios; mantienen la esperanza en un enviado con poder y gloria. Jesús no sólo declara que el reino ya está actuando, sino también que el Hijo del Hombre es quien ha inaugurado ya este advenimiento del reino.

Hoy en día con situaciones de guerras, destrucción de la naturaleza y exclusión social a través de un sistema que, sin justificar los medios, aplica una lógica de ganancias que amenaza cada vez más nuestro planeta y eleva el nivel de pobreza; pudiéramos preguntarnos, al igual que los fariseos, ¿y dónde está Dios?, ya me he hecho dicha pregunta y comparto algunas respuestas:


Sabiduría que por virtud del amor

determina la forma.

Orden mismo

que de Sí mismo

el perfecto orden del universo creó.

¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!

Levanto la mirada al cielo, me pregunto: ¿y dónde está Dios?

Me habló a través de la tarde con un paraíso azul arcoíris,

que luego llovió.

Y me concedió una noche con un mar de estrellas

la cual me alucinó.


En el indiferente día fui a buscarle,

me regaló el alba del amanecer,

su mañana y su tarde.

Como si fuera poco oscureció,

y al anochecer la orquesta sinfónica del ecosistema,

grata melodía entonó.


A la naturaleza cuestioné: ¡háblame de Dios!

Y en los verdes campos de la primavera florecieron los árboles,

revoloteaban las mariposas,

y el ruiseñor cantó.

Caminando en ella,

observando en el más pequeño lugar,

presente en todo momento,

me mostró su perfecto conocimiento.


En mis sufrimientos, enredos y pecado de muerte

con desesperación le llamaba.

Mi resistencia oscurecía mi esencia

y su voz no escuchaba.

Mas sin pretender verle y con solo creerle

el milagro afloraba.

En mi camino al andar,

y al de su muerte en la cruz hablar y hablar,

¡Resucitado! Ha estado conmigo en este caminar,

mas con mi venda de caminante no le reconocí,

hasta que partió el pan.

En La Palabra le fui a buscar

y me re-encontré con el amigo,

el camino a seguir

la verdad y la vida

que al padre han de ir.


Cuando al silencio quise cuestionar,

este me hizo callar.

Cuando no supe dónde más indagar,

me tuve que aquietar.

Y allí en mi quietud, me habló Yo Soy,

en el latir de un palpitar.


Las cosas no andan bien, necesitamos cambios urgentes, pero te exhorto a que no seamos como los fariseos y nos quedemos esperando por ese mesías poderoso. ¡Ya está entre nosotros! Te invito a cultivar tu esencia a través del trabajo, estar gozoso, orar, dar gracias, prestar servicio comunitario, cuidar la naturaleza, etc. Y así ya esteremos cambiando el mundo y trabajando en la construcción del reino.

Paz y bien,

Yolquin


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